Tal vez la famosa profecia Maya no se hizo realidad ayer, 21 de diciembre de 2012, y las millones de personas que esperaban el Apocalipsis vieron acabar el día sin que nada extraordinario ocurriera, pero aunque no haya una fecha exacta, el fin del mundo si podría llegar por alguna de las siguientes razones resaltadas por un sitio de noticias, donde se habló con algunos expertos que evidenciaron la preocupación sobre el asunto.
1. El calentamiento global
“El veloz incremento de la temperatura promedio del planeta es una consecuencia de la quema de combustibles fósiles y de la emisión de gases de efecto invernadero que se usan como agentes refrigerantes”, explica José Molinelli, geomorfólogo de la Universidad de Puerto Rico, en diálogo con Infobae América. Su acción tiene múltiples efectos ambientales, económicos y políticos.
2. La suba en el nivel del mar
Se produce por el aumento de su temperatura promedio. “Al estar caliente, el agua ocupa un volumen mayor, que se incrementa aún más por el derretimiento de los glaciares de montaña”, dice Molinelli.
“Por cada centímetro que sube el mar, se estima que la línea de costa se reduce un metro. El mayor problema se produciría si llegara a superarse cierto umbral, a partir de lo cual el sistema se desequilibraría y el nivel del mar empezaría a aumentar caóticamente. Entonces, si los océanos llegaran a subir un metro, las costas podrían reducirse cien metros en promedio. En países como Bangladesh, con millones de personas viviendo a orillas del mar, el efecto sería catastrófico”, agrega.
3. Los huracanes
“Hay zonas en las que se esperan cada vez más huracanes y de una intensidad mucho mayor -explica Molinelli. Pero el incremento en el nivel del mar puede favorecer que huracanes de baja intensidad se vuelvan devastadores por las mareadas que producen en las zonas costeras. Fue el caso de Sandy, que a pesar de ser de baja categoría, provocó efectos nefastos en Nueva York”.
4. Las lluvias y las inundaciones extremas
“El impacto de las inundaciones es mayor porque seguimos construyendo grandes urbes en las costas”,
afirma Enrique Jurado Ybarra, biólogo de la Facultad de Ciencias
Forestales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, en diálogo
con Infobae América. “Eventos que antes considerábamos extremos ya no lo son porque ocurren con frecuencia. Las inundaciones nativas en Venezuela, o el huracán Mitch en Centroamérica, son algunos ejemplos”, dice Molinelli.
5. Las sequías
Los mismos desequilibrios que producen el aumento de las lluvias en algunas regiones del mundo, provocan sequías en otras. “África va a ser el continente más afectado. El desierto del Sahara puede llegar extenderse hacia el sur, lo que va a causar migraciones y hambruna”.
6. Descenso abrupto de la temperatura
De la misma manera, lo que aumenta la temperatura en algunas regiones, la disminuye en otras. “Los deshielos pueden provocar que haya sitios más fríos debido a los cambios en las corrientes marinas. Existe el riesgo potencial de tener una Europa congelada en algunas décadas”, explica Jurado Ybarra.
7. La destrucción de la flora y la fauna autóctona
“Los cambios en la temperatura y el aumento de las precipitación
pueden provocar que sitios de tradición agrícola dejen de ser aptos para
el cultivo. Eso afectaría la distribución y la abundancia de muchas especies animales y vegetales”.
8. El crecimiento de la población
“Tenemos un problema de crecimiento poblacional vertiginoso, aunque en términos proporcionales haya una desaceleración. Desde 1960, en sólo 50 años, se sumaron 4 mil millones de personas, más de lo que había aumentado la población en toda la historia pasada”, dice Molinelli.
“Esto no es sostenible en el tiempo. La demanda por recursos se sigue incrementando, pero no así la capacidad de producirlos. Cada vez se necesita más tierra agrícola, pero hay cada vez menos porque en muchos lugares se ha erosionado. El monocultivo vulnera los ecosistemas y así se reducen los hábitats naturales”, agrega.
9. La producción descontrolada de desechos tóxicos
“La urbanización es cada vez es mayor, y la producción de desechos va de la mano. Al aumentar el consumo de energía per capita, se incrementa también la contaminación que produce cada individuo”, cuenta Jurado Ybarra. “Un ejemplo -dice Molinelli- es la exportación de basura tóxica a países subdesarrollados, que tiene efectos devastadores”.
10. La crisis de la humanidad
“El mito del fin del mundo tiene una función latente
perfectamente útil. Por caso, hacernos olvidar todo lo que hace que el
fin del mundo -el verdadero- se acerca ineluctablemente: la crisis económica mundializada, las desigualdades sociales insostenibles, el recalentamiento del planeta, la crisis de las identidades,
las injusticia contra trabajadores extranjeros, los clandestinos,
pobres y ancianos abandonados a su triste suerte”, escribía
recientemente el analista político Michel Hajji Georgiou en eldiario libanés
L’Orient-Le Jour. “El fin del mundo es cuando aparecen los Adam Lanza o los Anders Behring Breivikdisparando a quemarropa, en Connecticut o en Utoya, contra niños y adolescentes, por locura ideológica o pulsional. El fin del mundo es el fin de la humanidad. Es hoy y todos los días”, concluía.
Lo que debemos pensar es si en realidad queremos que uno de estos escenarios se haga realidad en el futuro y cambiar nuestra actitud. Simplemente como dicen por ahí "no me preocupa que el mundo se acabe, me da pánico que siga igual"